04 CAPITULO MEZCLA ADITIVA DE COLORES

 




La luz visible que vemos en nuestro día a día es una manifestación de la energía que se propaga a través del espacio, es una forma de onda electromagnética que se puede descomponer en diferentes longitudes de onda, lo que nos ofrece diferentes colores. 

 

En el capítulo anterior describimos que los dos estados del fenómeno llamado creación son Espíritu y Materia, es decir, son las dos caras de la misma moneda. 

 

Pero en la vida las cosas no son blanco o negro, como ya lo hemos podido experimentar; por eso cuando uno combina el blanco y el negro resulta el color gris.

 

Como también lo podemos experimentar la Materia es un estado muy denso y el Espíritu es un estado muy sutil, pero que no les impide tener una vocación natural a interactuar entre ellos (llamada “Fohat”), y lo cual se haría complejo por la distancia entre las frecuencias vibracionales.  Para entenderlo pensemos en dos luces de colores que se mezclan resultando un tercer color, que en el estudio lumínico de la física se conoce como la Teoría Aditiva del Color; la combinación de diferentes longitudes de onda produce otra longitud de onda diferente.  Para ponerlo más simple, si combinamos blanco y negro resulta el color gris.  

 

Eso es lo mismo que sucede en la creación. De forma natural por la interacción del Espíritu y la Materia, se crea una tercera gama vibracional que los antiguos llamaron “Chita”.

 

Imaginemos una paleta de colores, a un lado está el color blanco y al otro lado el color negro y en los múltiples espacios en medio están diferentes gamas de colores grises que van desde el gris más oscuro que es prácticamente negro al gris más claro que es cómo el color blanco. 

 

Este “gris” o Chita es lo que conocemos en castellano como LA MENTE, es decir que entre Espíritu y Materia está la Mente.  Es el mecanismo de interacción para poder interactuar entre los dos estados de la creación que se separan por su diferencia vibracional.  

 

Como el Espíritu tiene un gradiente vibracional tan alto y la Materia se caracteriza por ser sumamente densa, el color “gris”, la Mente, Chita, cómo se quiera llamar, es la interfaz de comunicación entre los dos, lo cual ocurre en doble vía, es decir, hay información que fluye de arriba a abajo e información que fluye de abajo hacia arriba. 

 

Es preciso aclarar que las personas se confunden con los términos, por eso es tan importante definir las palabras que se usan en los discursos o en los escritos. Por ejemplo: uno de los postulados de las leyes fundamentales del universo descritas en el libro El Kybalion es que: “Todo es Mental”, pero eso no quiere decir que todo es irreal o todo es un pensamiento, lo que significa es que como la paleta de “grises” puede ir desde el negro hasta el blanco, o dicho de otra manera la Mente puede ir desde lo más sutil del Espíritu a lo más denso de la Materia, prácticamente la vida puede descifrarse en términos de grises, en términos mentales. 

 

También ocurre con las corrientes filosóficas o espirituales, que se confunden con los términos, y se enfocan en una palabra que el autor nombró con una intención, pero el receptor tiene un concepto diferente de la misma.  Por eso yo me identifico con lo que dice Osho “no existen varios caminos, existe un solo camino con diferentes nombres, y ese camino se llama consciencia” 

 

En ese sentido como hay una gama tan amplia de grises, no es fácil identificar donde termina uno y comienza otro, donde termina la Materia y donde comienza el Espíritu. Nombraré solo algunos términos que he estudiado cuando se refieren a esas tonalidades de grises: Cuerpo Físico Energético, Campo Emocional, Mente Concreta, Mente Trascendente, Antakarana, Alma, Espíritu, Cuerpo Causal, Buddhi, Atma, Shiva Shakti, etc. 

 

Para poder explicar la vida; las corrientes filosóficas y espirituales que han entendido estos conceptos han trazado una línea divisoria, para describir donde comienza el Espíritu y donde comienza la Materia, donde comienza el cielo y donde la tierra, una línea que separe el Campo de la Partícula, Purushia de Prakriti.

 

En ese sentido dependiendo de la corriente espiritual, religiosa o filosófica, esa línea puede estar más arriba o más abajo. Imaginemos que arriba está el color negro, que represente el Espíritu y abajo el color blanco, que representa la Materia y entre los dos todos los matices de grises posibles. Voy a nombrar tres ejemplos que describen lo que acabo de decir. 

 

La primera corriente por ejemplo identifica que la línea está muy abajo exactamente después del cuerpo físico, para ellos el Cuerpo es Materia y Ego y hacia arriba todo es la Mente de Dios y el Cielo, (haciendo una extracción muy sintética de su postulado).  En este postulado no se nombran grises o estratos entre cielo y tierra. 

 

La segunda corriente por ejemplo pone la línea en el centro de la gama de grises que los llaman cuerpos, para ellos existen unos cuerpos perecederos: Plano Físico, Plano Emocional y Plano Mental; y unos cuerpos “Eternos”: Cuerpo Causal, Buddhi, Atma y Esencia Divina; entonces la línea divisoria que separa Cielo de la Tierra se encuentra en la mitad dividiendo los cuerpos perecederos de los cuerpos imperecederos lo cual lo trataremos en un par de capítulos más adelante.  

 

Para la tercera corriente la línea está muy arriba, para ellos toda Alma (Buddhi) y Alma Universal (Atma) está en evolución, así tarden eones de tiempo en hacerlo, y por tanto cambian, en ese sentido lo único que permanece igual es la esencia de Dios (Shiva Shakti), y por eso, en su caso, la línea se sitúa muy arriba separando lo permanente de lo transitorio.

 

Lo que quiero contar es que estas respetadas corrientes no se han puesto de acuerdo desde donde empieza el Cielo, pero sí coinciden y es lo que invito a comprender: que vamos del negro al blanco pasando por innumerables tonos de grises, cada uno con características e información particular, de lo más sutil a lo más denso. 

 

Ahora bien, una vez entendida la existencia de la Mente y su fusión, y centrándonos en el tema que nos ocupa de saber quiénes somos, es preciso resaltar que lo que somos vive simultáneamente en el Cielo y la Tierra, que somos simultáneamente diferentes frecuencias vibracionales que interactúan, aunque no lo percibamos la mayor parte del tiempo.  

 

Y como el gris es solo un ejemplo para mostrar todas las gamas de frecuencias que hay entre Espíritu y Materia, te invito a que nos percibamos mejor cómo un arcoíris 🌈, que es mucho más diverso y alegre, que somos una amplia gama de frecuencias de colores pasando de lo más denso a lo más sutil.

 

Somo arcoíris 




 

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