024 TECNOLOGÍA

 





Hoy sabemos de la física cuántica gracias a los estudios de científicos que han explorado las profundidades de la materia. Por ejemplo, los átomos que componen nuestro cuerpo son los mismos que existieron hace más de 14.500 millones de años. Sin embargo, hay una información —una especie de “campo”— que organiza esos átomos para formar los distintos elementos de la materia, incluyendo nuestro propio cuerpo.


Aunque parece que nuestro cuerpo permanece igual, en realidad, cada día mueren células y nacen nuevas. Hay células que se renuevan en cuestión de días, y otras tardan hasta siete años en ser reemplazadas. Esto significa que, aproximadamente cada siete años, estamos hechos de materia completamente nueva. Y sin embargo, algo permanece: la información que organiza los átomos en moléculas, tejidos, órganos, sistemas… y finalmente en lo que llamamos “yo físico”


Cuando nos acercamos a la física cuántica nos encontramos con descubrimientos sorprendentes, como el famoso experimento de la doble rendija, que demuestra que los electrones se comportan como ondas o como partículas según la presencia de un observador. En otras palabras, el simple hecho de observar influye en el comportamiento de la materia.


Otro fenómeno intrigante es el entrelazamiento cuántico: cuando una partícula se divide en dos, ambas permanecen conectadas sin importar la distancia. Lo que afecta a una, afecta instantáneamente a la otra, más allá de la velocidad de la luz. Si aceptamos la teoría del Big Bang, esto implicaría que todos provenimos de una sola partícula original y, de algún modo, seguimos conectados.


Hay científicos que reflexionan sobre qué fue primero: ¿la materia o el campo? Algunos sostienen que la materia crea el campo, otros que el campo da origen a la materia, y otros más que ambos son manifestaciones de la misma realidad, dos caras de un solo fenómeno.


Lo cierto es que las investigaciones científicas han abierto puertas a conocimientos que ya se están aplicando en tecnología y que, cada día, benefician a la humanidad.


En algunas corrientes filosóficas y espirituales  existe un concepto llamado sincronicidad, que nos invita a contemplar la posibilidad de que nada en la vida es aleatorio. No hay casualidades: todo sucede con la perfección con la que debe suceder.


La física cuántica incluso plantea la posibilidad de que una partícula pueda existir en varios lugares al mismo tiempo, lo cual sugiere la existencia de universos paralelos. El universo que percibimos está directamente relacionado con nuestro nivel de conciencia. Todo está conectado y es perfecto.


A propósito de sincronicidades, el 14 de julio fue el cumpleaños de mi madre. Curiosamente, es la misma fecha en la que cumpliría años Cuauhtémoc, el último emperador azteca. Esto me invita a reflexionar sobre las conexiones entre la ciencia, la tecnología y lo que consideramos espiritualidad.


La historia que conocemos fue escrita por los conquistadores. Se dice que los aztecas practicaban sacrificios humanos para obtener favores de sus dioses, en particular del Sol. Desde la perspectiva de hoy podríamos juzgarlos como bárbaros, ¿pero es esta la verdad completa?


Un científico mexicano, Jacobo Grinberg, famoso por sus investigaciones sobre el cerebro y fenómenos como la telepatía, conoció a una mujer llamada Pachita. Ella canalizaba la energía de Cuauhtémoc y realizaba intervenciones quirúrgicas “imposibles”, como materializar órganos a partir de la nada y trasplantarlos en sus pacientes.


Jacobo, como buen científico, era escéptico ante estos fenómenos. Pero sus experiencias con Pachita lo obligaron a reconsiderar sus creencias. Documentó estas vivencias en su libro Pachita, donde relata con detalle los eventos que presenció.


Si nos detenemos a pensar, ¿qué tan objetiva es la historia que nos han contado? Así como las noticias pueden ser sesgadas por intereses económicos y políticos, la historia podría haber sido manipulada por los vencedores o incluso pudo ser escrita por personas que no comprendían la realidad que veían o les contaban ¿Y si lo que los aztecas hacían no eran sacrificios humanos, sino curaciones extraordinarias? Tal como hacía Pachita.


Jacobo descubrió que Cuauhtémoc, a través de Pachita, tenía una capacidad tecnológica que no comprendemos: manipular la materia y la información en el campo para transformar átomos del aire en tejidos humanos.


¿Quién en su sano juicio podría creer esto? Probablemente muy pocos. Sin embargo, la física cuántica y los avances tecnológicos de hoy nos acercan a lo que antes parecía imposible.


El propósito de este artículo no es cambiar las creencias de nadie, sino invitar a reflexionar. A través de la reflexión podemos abrir la mente y desarrollar el discernimiento, una de las cualidades más importantes para acercarnos a la verdad.


Tal vez los aztecas no eran bárbaros ignorantes, sino seres profundamente tecnológicos conectados con el campo de información universal. Seres humanos que tenían mucho mayor conocimiento de la física cuántica que el que tenemos hoy en día. Tal vez, dentro de cada uno de nosotros, existe la capacidad natural de acceder a esa información, sin necesidad de aparatos tecnológicos.


¿Que hubiera pasado si en vez de erradicar las culturas americanas las hubiéramos integrado?  ¿Seríamos humanos más evolucionados? ¿Será esto un argumento para una película de ciencia ficción? Tal vez. O tal vez sea una pista de lo que realmente somos capaces de hacer cuando comprendemos nuestra verdadera naturaleza


¿QUE FUE LO QUE VERDADERAMENTE SUCEDIÓ?


CÓDICE AZTECA




OPERACIONES DE PACHITA





TAL VEZ NO ERAN SACRIFICIOS 





(Imagen creada con IA)





Comentarios

  1. Claro que seríamos culturas más evolucionadas si los conquistadores hubieran aprovechado la sabiduría de los Aztecas , Mayas etc . me encantó esta reflexión . voy a leer más sobre PACHITA

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  2. Excelente artículo muchísimas gracias ; me autorizas a reenviarlo ? Gracias por compartir tanto conocimiento y tan importante

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